El pecado esclaviza. “Jesús les respondió: «De cierto, de cierto les digo, que todo aquel que comete pecado, esclavo es del pecado”  Juan 8:34 RVC. El pecado es cualquier acción, sentimiento o pensamiento que vaya en contra de los principios o mandamientos de Dios (1Juan 3:4; 5:17) la verdadera naturaleza de la esclavitud es el pecado, se apodera de la voluntad y llega a dominar el ser de la persona. No hay  dependencia que pueda compararse con dicha esclavitud, encadena con ataduras más fuertes que cadenas de hierro, finalmente lleva a la muerte y a la condenación eterna; aun así son pocas las personas que están dispuestas a reconocer su esclavitud. No admiten que el pecado los ha vencido y que no pueden liberarse  (2P 2:19), que viven como "esclavos de concupiscencias y deleites diversos" (Tito 3:3). La esclavitud a pecados como la perversión sexual, el alcoholismo o cualquier tipo de adicción destruye el cuerpo; pero la ambición, envidia, orgullo, rebeldía, entre otros; destruye el carácter. Aunque se produzcan cambios en nuestra conducta externa, si no se transforma nuestro carácter, lo que nos define como personas y determina nuestro actuar diariamente ante todas las circunstancias, continuaremos gobernados por nuestras corruptas actitudes diabólicas; susceptibles a pecar y oponernos a Dios en cualquier momento. Alguien así no se ha arrepentido de verdad y, fundamentalmente, no es apto para entrar en el reino de los cielos.  “Así que, si el Hijo los liberta, serán verdaderamente libres” (v.36) sólo Jesucristo nos da la libertad de la esclavitud al pecado, reconoce y acepta que eres pecador, que has perdido el control sobre tus decisiones, renuncia a tu actual estado porque te estás autodestruyendo y aprópiate de la libertad que el evangelio de Jesucristo te ofrece. 

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