Ruta de crecimiento. "Escuchando al Espíritu Santo" parte II

Ruta de crecimiento "Dirigidos por el Espíritu Santo".

Paz con Dios, conflicto con el mundo. Ser cristiano siempre se convierte en un conflicto de intereses para con la familia, pues la mentira enraizada en sus corazones no les  permite ver  la  verdad  y con  ello inevitablemente  muchos  lazos  familiares se rompen, no porque nosotros lo deseamos o porque Dios lo desee; por eso Jesús nos dice que  no vino para traer paz solamente, sino que el evangelio es como una espada que divide incluso los lazos más importantes en la familia “Los enemigos del hombre serán los de su casa. El que ama a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí. El que ama a su hijo o hija más que a mí, no es digno de mí”. Mateo 10:36-37 Sino se generan divisiones es porque los principios del reino aun no operan en tu vida ya que todavía estas contaminado con el mundo y los demás no ven la verdad en usted. Si quieres ser discípulo de Jesús, es decir, obtener el perdón de tus pecados en base a su sacrificio, convertirte en hijo de Dios y disfrutar todos los privilegios y libertades que otorga Jesús, te costará la pérdida del amor de muchos familiares. Si algún afecto familiar está interfiriendo en tu relación con Dios, este no te permitirá avanzar hacia la plenitud, por eso el Espíritu Santo tratará esas debilidades con fuego. Todas las lealtades deben ceder el paso a la lealtad a Jesucristo. Necesitas sacrificar tu voluntad y hacer lo que agrada a Dios. No es posible estar en paz con Dios y con el mundo al mismo tiempo, porque la fe cristiana exige convicción de tu fe y condenación del pecado.

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La Cena del Señor. Nuestro Señor Jesucristo fue quien instituyó y ministró la Cena, al mismo tiempo ordenó a sus discípulos ministrarla (Mateo 26:26-29 - Lucas 22:15-20). En 1Corintios 11:23-25 el apóstol Pablo expone lo que recibió del Señor sobre la institución de la Cena: “…Que el Señor Jesús, la noche que fue entregado, tomó pan” (23); “y habiendo dado gracias, lo partió, y dijo: Tomad, comed; esto es mi cuerpo que por vosotros es partido; haced esto en memoria de mí” (24) El pan representa el cuerpo del Señor Jesucristo partido por nosotros. “Así mismo tomó también la copa, después de haber cenado, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre; haced esto todas las veces que la bebiereis, en memoria de mí” (25) El vino representa la sangre del Señor Jesucristo derramada a favor nuestro en la cruz del calvario para remisión de los pecados y símbolo del nuevo pacto, con el cual podemos tener una relación cercana con Dios o ir directamente a Dios a través de Cristo (Hebreos 7:22) y salvación por fe. Jesús ministró la Cena únicamente a sus discípulos, por lo tanto los creyentes, bautizados bíblicamente y que están en comunión con Dios y con el prójimo, están habilitados para participar de la Cena del Señor. Tomarla indignamente tiene las siguientes consecuencias: Será culpable del cuerpo y de la sangre del Señor, Juicio al que come y bebe para sí, enfermedad, debilidad y muerte (1 Corintios 11:27-30) Debemos expresar nuestra gratitud a Dios (Lucas 22:17-19); con la seguridad de que vivimos por él y que él es nuestra vida (Juan 6:56-57); esperando su venida (Mateo 26:29, Marcos 14:25 y 1 Corintios 11:26) ¿Estás listo para participar de la Cena del Señor?

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