¡Que la fuerza te acompañe! Hay días en los que no se tienen fuerzas ni deseos de seguir adelante, puede ser porque las relaciones en casa no funcionan bien, o quizás porque no se han logrado las metas y el tiempo sigue avanzando; igualmente otros saben que su corazón se alejó de Dios y se sienten vacíos otra vez. Los que están así, como los que están pasando su mejor momento, recuerden que el profeta Isaías le dijo al pueblo en un gran tiempo de debilidad y peligro “El da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas”. Isaías 40:29. El cansancio y la flaqueza generalmente tienen que ver con nuestra naturaleza caída; falta de sabiduría, necedad y egoísmo. No estamos acostumbrados a andar en el camino recto de Dios y confiar plenamente en él, entonces hacemos las cosas a nuestra manera y caemos así en el poder de nuestras propias fuerzas y al final en nuestras fuerzas tropezamos y caemos.  Cuando  todo parezca perdido e irreparable, ora al Padre en el nombre de Jesús y él te dará descanso, refrescará tu mente y tu fe se extenderá. Ningún demonio puede prevalecer contra ti, el  Diablo sabe  bien  que  estar orando y ocupados en las actividades cristianas nos fortalece, y él no quiere  que  estemos  fuertes. Dios renueva nuestras fuerzas cada día y nos ayuda a permanecer: “Dios mismo, el Dios de toda gracia que nos llamó a su gloria eterna en Cristo, nos restaurará nos hará fuertes, firmes y estables” 1Pedro 5:10. Te animo a memorizar versículos bíblicos sobre la fuerza y fortaleza, recítalos hasta que se conviertan en parte de tu vida. Recibe fuerza en el nombre de Jesús.

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Alístate, que pronto viene el rey. “Por tanto, estén atentos, porque no saben a qué hora va a venir su Señor”Mateo”24:42  RVC.  Han pasado dos milenios desde que Jesús pronunció esas palabras, pero el mensaje de atención y estímulo sigue vigente. El Señor vendrá de un momento a otro, cuando menos lo esperemos. Así que no es buena política estar dejando nada para mañana. Hagamos todo lo que podamos hoy. Cada cristiano debe convencerse de que debe velar, es decir debe prestar atención a su fe, debe responder al amor de Dios con algo más que palabras al aire, debe dedicar tiempo y esfuerzos para cultivar  y  tener  una vida santificada, consciente de que viene el día del juicio y que estamos en la tierra de pasada. El verdadero creyente está a la espera de la venida del Señor Jesucristo, centrado en hacer la voluntad de Dios, es necesario seguir predicando el evangelio y dar un testimonio de conversión, porque  es posible que los que estás viendo ahora no los veas más. Nadie tiene la vida “comprada” ni los renombrados científicos, los hombre más ricos, ni los más santos o no tan santos; tampoco la vida se puede prolongar un segundo más de lo que ya Dios ha dispuesto. Nos iremos cuando haya llegado el momento, esto no depende de ninguno de nosotros; entonces el Señor viene por su iglesia o poco a poco nos estaremos yendo de este planeta a encontrarnos con nuestro Señor. No te distraigas con actividades extras, que demandan tu tiempo y esfuerzo por mejores ingresos ahora o en el futuro que ¿son realmente necesarios?, internaliza que “el justo por la fe vivirá” (Romanos 1:17) y espera a tu Señor.

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